sábado, 10 de octubre de 2015

AUTOS DE FE

Autos de fe generales: se pronunciaban sentencias de relajación al brazo secular para que éste dictase sentencia de muerte por fuego. Se celebraban en la plaza pública, con las
autoridades y corporaciones de la localidad presente (además de la muchedumbre que acudía a ellos como auténticas fiestas). El juez ordinario debía pronunciar las sentencias de
muerte. En ocasiones eran convocados con un mes de anticipación, se celebraban en días festivos y constituían todo un acto de solemnidad, pretendiendo ser demostración de la fe y la unidad doctrinal de un pueblo.

-Autos de fe particulares: se celebraban sin aparato ni solemnidad, en una iglesia y sin asistencia de autoridades ni corporaciones. Podían dictarse relajaciones del brazo secular.

-Autos de fe singulares: destinados a un solo reo. Se celebraban en salas del tribunal, y recibían el nombre de “autillos”.

Su origen se remonta a la Inquisición medieval y su momento de auge se sitúa en los siglos XVI y XVII en Roma, España y los países de denominación castellana.

La noche anterior a su celebración se comunicaba la sentencia los condenados a muerte, y una procesión recorría las calles de la ciudad para poner una cruz verde como signo de la Inquisición, en la plaza destinada al acto. Al día siguiente, después de la comida, se iniciaba una procesión en la que los condenados iban vestidos con sus correspondientes “Sambenitos” y tocados con corazas. Se colocaban en el lugar donde iban a ser quemados y se procedía a la lectura de las sentencias, un sermón y el juramento de la Inquisición.



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